Día 669, domingo
El presidente Gonzalo se demoró en abrir la puerta. Al entrar, Takeshi percibió el olor a quemado impregnado en toda la habitación. Imaginó que así debía de oler el infierno. "Por fin llegaste", fue lo primero que dijo Gonzalo. En aquella habitación había una cama, libros, botellas de licor y una mesa con una laptop negra de donde sonaba algo que al principio le pareció podría ser Miles Davis. "¿Quieres un trago?", preguntó el presidente, levantando una botella de whisky y sirviéndose en un vaso de vidrio. No, gracias, le respondió Takeshi. A mí el whisky me pone mal. "¿Quieres otra cosa? Hay también cerveza, vino... ¿ves ese cooler que está ahí?". No, gracias. Hace tiempo que no tomo alcohol. "Bueno". Gonzalo se sentó en la cama que ocupaba casi todo el espacio de aquella diminuta habitación, dándole esporádicamente pequeños sorbos a su vaso con whisky. "¿No quieres sentarte?". Takeshi se sentó en la silla junto a la computadora portátil. Bien, se animó a decir Takeshi, hace frío y es un poco tarde. ¿Para qué soy útil? El presidente Gonzalo lo miró fijamente y le dio otro sorbo a su whisky sin hielo. Takeshi volteó la mirada y se dio conque la laptop tenía la pantalla en blanco. "Es una larga historia", dijo por fin Gonzalo, mirando absorto el techo de su cuarto. "¿Seguro que no quieres nada?". Takeshi suspiró. Está bien, una cerveza podría ser.
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